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*ISAD formará arquitectos creativos y críticos *Consejo de Ciudad, no gerente *El alumno universal…

La entrevista:

Por: Pablo Fierro Serna 03 Noviembre 2018 08:16

Para el doctor Julio Gaeta, nuevo director del Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, (ISAD), es importante crecer en proyectos como el Distrito Uno ubicado en una exclusiva zona del Periférico de la Juventud, pero insistió en que se debe apostar más a impulsar desarrollos que permitan la preservación del Centro Histórico de la capital.

El especialista en urbanismo, originario de la República del Uruguay, comentó que desde el Instituto Superior de Arquitectura y Diseño al que se le adicionarán las palabras, “Escuela del Desierto”, se formarán profesionales muy creativos y bien capacitados, pero comprometidos y poseedores de una conciencia crítica y de apertura.

En su opinión, las ciudades como Chihuahua en vez de contar con un gerente o city manager, como se le conoce en los Estados Unidos a esta figura, trascendería más a los gobiernos locales un Consejo de la Ciudad, integrado por todos los sectores para garantizar la realización de programas de mediano y largo plazo.

Gaeta quien estudió su doctorado en Brasil, planteo que el mejor alumno que puede asistir a cualquier institución de educación superior, es aquel que pueda hacer los semestres de su carrera en diferentes ciudades de los cinco continentes, “así contará con amistades, contactos e idiomas que le darán mejores herramientas para competir”.

El sudamericano, quien se dijo uno de los mayores admiradores de la prosa del escritor mexicano Juan Rulfo, comenzó la entrevista para tiempo.com.mx y puentelibre.mx así:

Mi nombre es Julio Gaeta, soy originario de Montevideo Uruguay, tengo 56 años de edad.

Mi segundo nacimiento fue en México cuando llegué en 2001 en mi segunda visita, ya que había venido previamente en 1987.

En ese primer viaje lo realizamos en una visita de estudios de parte de la Universidad y que se sigue haciendo.

Debo comentar que  cuando vine como estudiante me dije que algún día vendría a vivir a este país.

Pasaron 15 años y se dio la oportunidad, entonces mi consejo es que ojo con lo que se dice porque puede suceder…

Me conquistó la magia, la atracción de este país maravilloso.

Llegué en esa segunda ocasión invitado por la Universidad Iberoamericana de León Guanajuato.

Mi mejor amigo en México se llama Javier Sánchez, un arquitecto muy reconocido, fue quien me abrió las puertas.

En esa época en Uruguay y Argentina se vivían crisis políticas, económicas y sociales, mientras que en México lo escuchaba latir de un gran país.

Coincidió con una invitación del Tecnológico de Monterrey de la Ciudad de México y acepté con todo gusto impartir clases.

Mi intención era permanecer por espacio de tres meses pero me encantó la docencia y de venir por ese espacio, el jueves o tal vez ayer viernes, cumplí 17 años de estar en México.

Cambió mi vida, me casé con la mejor de la mexicanas, que primero fue mi socia y después mi esposa, Luby Springall.

Desde entonces integramos la Sociedad de Arquitectos, Gaeta-Springall.

Tengo dos hijos que nacieron en Uruguay y que se llaman Bruno y Tomás, Bruno es cineasta y ya vive en la CDMX, mientras que Tomás apenas lo estamos convenciendo.

Uruguay es un país hermoso que cuenta con 4 millones de habitantes, pero sólo tres viven allá, el otro millón estamos fuera.

Existen 19 Departamentos y nosotros decimos que en realidad son 20 con los que radicamos fuera, una cuarta parte de la población.

Contamos con una educación muy democrática a la que puede asistir todo el mundo, y puedo decir que somos un pueblo educado.

Creo que lo malo es que no hay suficientes empleos para todos los profesionistas que demandamos oportunidades.

A principios del Siglo XX a Uruguay se le denominaba la Suiza de América, en mi caso provengo de cuatro abuelos europeos con raíces españolas e italianas.

¿Cómo ve a Chihuahua?

Me encanta la pregunta, vine por primera vez hace 8 años, invitado precisamente por el ISAD para dar una charla y después una clase de la maestría. Me encontré con un lugar fantástico donde se sentía un calor tremendo, era finales de mayo.

Al arribar le comenté a la persona que fue por mí al aeropuerto, ¡Que calor!, y el chico me respondió, esto no es nada…vas a ver más adelante. Estuvimos ese verano a 42 o 43 grados y recordé algunos pasajes de Pedro Páramo, ese libro fantástico de Juan Rulfo.

 Asocié la respuesta del chico del aeropuerto, a que era exactamente a la que recibía Juan Preciado cuando llegaba a Comala. El dijo… ¡Que Calor!, y le respondieron, esto no es nada, deja que lleguemos a Comala, al pueblo que iban.

 Hice una especie de paralelismo, hice clic con eso, y que decía Rulfo que en esa población hacía tanto calor que los muertos que se iban al infierno, volvían a Comala por una cobija porque sentían mucho frío. Caí en que Rulfo en esa obra magistral y que por cierto no necesitó de una gran cantidad de libros para hacerse inmortal, con sólo dos obras, había logrado la genialidad.

 Posteriormente me enteré que la inspiración de ese desierto del que habla Rulfo en Pedro Páramo, estaba inspirado en el desierto de Chihuahua…

También puedo decir que su gente es muy generosa, abierta al punto de que me hicieron la invitación para dirigir el ISAD.

No tengo nada contra el nombre de Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, pero merece otro todavía más complejo, vamos a llamarlo Escuela del Desierto ISAD.

 Lo haremos en honor a Rulfo, a ese primer calor que sentí la primera vez que vine y a este paisaje desértico y hay que darle esa connotación poética de identidad. Voy a venir todas las semanas para estar dos o tres noches acá con un placer enorme y darle continuidad al proyecto educativo que tiene más de 26 años.

 En los modelos educativos siempre hay que estar cambiando, en el mundo cambian los paradigmas, hace algunos años sería poco probable pensar en una entrevista como las que realizas, precisamente para un medio digital. Por ejemplo hay que tomar en cuenta que actualmente ningún joven menor de 30 años escucha la radio.

 A mí me encanta, pero tengo 56 años, vivimos una revolución de cambio en los medios como que muy pocas personas menores de 60 años ven la televisión abierta.

 Los chicos en la actualidad no sólo eligen el sector al que le vamos a brindar enseñanza superior. Eligen que ver, en que formato, en que dispositivo y en qué momento, a nosotros los medios nos obligaban a ver publicidad. Decidíamos películas, pero la publicidad no, venía integrada.

 En la actualidad la puedes skipear, es decir saltarla, sólo pagas la aplicación para no verla y se da otro fenómeno. El anunciante que paga para que la gente que puede comprar lo vea, ya paga para no verlo…

 Tengo 30 años de experiencia pedagógica y recuerdo que mis profesores antes me comentaban que obligaban a los muchachos a apagar el celular. Otros los recogían en una canasta y no los devolvían hasta que terminaban las clases.

 En la actualidad si un profesor me dice que hace eso, lo corro, ya es un disparate, porque esos aparatos cada vez se utilizan menos como móviles y mucho más en el resto de las aplicaciones. Lo principal es que nos informamos, usamos redes sociales, leemos desde el New York Times, hasta los videos de You Tube.

Los celulares nos apoyan en la formación y educación del alumno si los sabemos utilizar, traemos la información en la palma de la mano. Debemos dejar el Adulto-centrismo que nos afectó en el siglo pasado con nuestros padres, de que los tiempos pasados eran mejores.

Los profesores tenemos que inspirar a los muchachos por encima de todo lo que hacemos. Nuestra primera misión como coordinadores de maestros, es hablar con ellos sobre la necesidad de la formación permanente.

El que no lo sabe hay que ayudarlo y al que se resista, hay que quitarlo, que mejor se dedique a otra cosa. Si no arrancamos de este punto nuestros estudiantes estarán perdidos con profesores atrasados en los modelos y herramientas educativas. El que no esté actualizado con Instagram, You Tube, Twitts y otras tantas aplicaciones deberá dedicarse a otra cosa, insisto.

La rapidez es parte del mundo de hoy, cuando cursé la Universidad en los 80s luchábamos contra la dictadura en Uruguay y la intervención universitaria.

Sabíamos quienes eran los buenos y quienes los malos, a diferencia de hoy que vivimos un mundo de relatividades.

Puedo decir que Trump no es un buen presidente, pero existe una gran posibilidad de que se reelija. Tenemos el ejemplo del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien tenía mayores posibilidades de perder y ganó. En ese país realicé mi doctorado, di clases, tengo muchos amigos y no puedo creer que tengan a ese mandatario.

Ya hemos repetido muchas veces, el no lo puedo creer, lo del brexit, el plebiscito en Colombia, tantas cosas que nos muestran un mundo de total inseguridad. La responsabilidad que tenemos los educadores es cada vez más grande y requerimos plantear nuevos esquemas.

Requerimos que los chicos sean más analíticos, críticos, observadores, que no memoricen, que investiguen, que lean más de una versión. Si no podemos con nuestra tarea como maestros mejor nos vamos a encerrar a nuestra casa a ver series de Netflix.

Pero creo que siempre hay que impulsar a los chicos y de inyectarles dosis de inconformismo, de rebeldía, y de luchar contra quienes quieren imponer su manera de pensar sin dar opciones de discrepar.

Que vean que existe una gran complejidad y que tienen que ser pensantes, críticos, analíticos, con empatía y solidaridad humana.

¿Qué le preocupa más a Julio Gaeta?

Soy católico por tradición familiar y conservo valores, estudié en Colegios Jesuitas y estoy muy vinculado al Servicio Jesuita Migrante. Actualmente estamos construyendo albergues para migrantes y ya contamos con uno en la CDMX con la hermana Magdalena Silva.

Estamos haciendo otro en la Ciudad de Monterrey donde como en todas nuestras instalaciones queremos contar con al menos 100 camas.

Otra enseñanza que deben recibir los estudiantes es que todos somos responsables en la solución de las problemáticas que prevalecen.

Que se debe dejar de echarle la culpa solamente al Gobierno, que debemos contribuir.

Tenemos que ser conscientes de que La Caravana de Migrantes que cruza México debe ser atendida en su justa dimensión y más allá de las teorías darles apoyos oportunos.

México puede ser transito, destino o expulsor, pero no podemos ser indolentes a no apoyarlos aunque sea con pequeñas acciones.

Están siendo víctimas de la violencia en sus países de origen y no podemos dejar que en México sufran más.

¿Cómo dirigiría el ISAD?

Mi propuesta es ir y venir cada semana y tener dos Institutos, el de Chihuahua y el de la Ciudad de México. De esta manera tendríamos dos Escuelas del Desierto ISAD y exportar la cultura del desierto a la capital del país.

El Instituto es una de las mejores escuelas del país y por eso acepté ser el director y por eso vamos a crear un producto que no existe allá. Tenemos ofertas que educativas que no las tienen la UNAM, la Ibero, o el Tec de Monterrey.

¿Cómo observa la arquitectura de Chihuahua?

A nivel global se van siguiendo tendencias en cada época, en los años 90s se abandonaron los centros de las ciudades y se crearon condominios en las afueras.

Esto provocó que se vaciaran los Centros Históricos y les hizo mucho daño a las urbes del mundo.

No se previeron los efectos en términos de urbanismo, no hubo planeación en cuanto a la seguridad, servicios básicos y se generaron costos altos.

En el 2000 se volvió a atraer a la población al Centro, en Argentina, Brasil y Uruguay se hicieron planes para revivir el centro. Entonces el hecho de que la gente de mayores recursos económicos esté acudiendo a las alturas en vivienda vertical es una posibilidad y no una tendencia.

Chihuahua tiene aspectos y atractivos interesantes a nivel histórico y cultural como Paquimé, El ChP y otros atractivos. Seguramente es una urbe de gran potencial en donde ganará el modelo de altura pero se va a tardar. Se deben evitar los crecimientos descontrolados que no generan una ciudad sustentable ni calidad de vida.

Está el Centro Histórico con La Casa Chihuahua, negocios como La Casona, que nos hace preguntarnos, ¿por qué se construye el Distrito Uno? Debería ponerse esa inversión en el Centro Histórico, sería más inteligente y razonable, hay más infraestructura instalada. Se debe primero generar el Centro y después otros proyectos…

Desgraciadamente no hay ofertas como las del Distrito Uno en el Centro Histórico, a pesar de que representa una mejor opción de hacer ciudad. Estoy convencido de que la primera obligación que tenemos es generar después de ello otras centralidades. Ahí deben operar los gobiernos para dirigir el crecimiento hacia donde sea mejor para la ciudad y no para los particulares.

¿Debe haber un City Manager?

Creo que me parece que es una responsabilidad excesiva para ponérsela a una sola persona. Considero que mejor debería de ser un Consejo de Personas el que se encargue de vigilar el buen funcionamiento de los proyectos.

Debemos involucrarnos todos en dicho Consejo de la Ciudad, conocí al rector de la Universidad Autónoma de Chihuahua, Luis Fierro, y me encantó que sea un humanista, un hombre de letras.

En el Consejo que digo, debe haber ingenieros, arquitectos, escritores, filósofos, humanistas, urbanistas y todas las expresiones del ser humano.

Es el que debe trascender los gobiernos y a los políticos, si yo estuviera en ese proyecto propondría el Centro Histórico. Me va a tocar dirigir el Instituto en los próximos 5 años y vendrán otros profesionales con ideas nuevas y diferentes en el futuro…

¿Qué va a proponer en el ISAD?

Además de adaptarnos a las nuevas tecnologías, creo que el futuro será contar con un alumno universal. Sería aquel joven que tenga la capacidad de cursar cada semestre en distinta ciudad de cada continente.

Va el chico y hace un semestre en Chihuahua, el segundo en Buenos Aires, el tercero en Londres, el cuarto en París, el quinto en Singapur, el sexto en Sídney y termina la carrera con un conocimiento enorme. Conoce todo el mundo y la manera de pensar, porque vivió en cada ciudad y ese es el producto profesional que queremos.

Esto le dará contactos y mejores herramientas como los idiomas para competir mejor por los nuevos cargos directivos, seria la licenciatura perfecta. Hay más entrelineas que deben saber leer que hace 20 años cuando no era tan complicado.

Para mí sería el perfil del egresado perfecto, estamos arrancando de a poco, nos reunimos con gente de otros países. Como inicio vamos a otorgar un doble título, una doble acreditación en el ISAD, uno mexicano y otro europeo. Si conforme avancemos en mi ejercicio como director logramos más intercambios, será mi mayor logro…


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