El escocés que vendió un país de América que no existe… ¡2 veces!

El nacido en Edimburgo formó parte de la independencia de Venezuela y sirvió como coronel de Simón Bolívar tras conocerse en Londres.

Ahí fue que inventó un país para hacer la estafa del siglo: el país de “Poyais”, del cual supuestamente era mandamás, y este estaba en la Costa de Mosquitos (esta costa sí es real. Est donde están Nicaragua y una parte de Honduras).

McGregor presumía “su país” a quien lo escuchara, para lo cual inventó que hasta había castillo.

Contaba el “príncipe de Poyais” que era tierra fértil con mucho oro, y lo impresionante fue que nadie dudaba de ello.

Inclusive llevó su mentira al grado de representar a Poyais ante el rey Jorge IV, quien lo nombró “Sir Gregor” para promover las relaciones entre ambos países.

Dibujó un cuadro del territorio para promoverlo y en 1822 a unos colonos que querían conocer Poyais les pidió préstamos de 200 mil libres para promover las relaciones de ambos países.

Los inmigrantes marineros llegaron al “río Negro” en la zona donde debería estar Poyais pero no había más que indígenas con pocos recursos y un terreno sin rastro de capital o puerto.

Algunos de los colonos incluso murieron, mientras que otros se adaptaron y volvieron en 1823 al Reino Unido.

El escocés volvió a los engaños y cometió su segunda estafa en París, al lograr más asociaciones, ahora con franceses a quienes les vendió en otoño de 1825 acciones, con lo que zarparon varios barcos.

ra el año 1827 y el tipo es detenido nada más pisar el suelo británico. Una vez más sus contactos le libran de una pena mayor, pero ya no tiene donde esconderse. En Francia también lo buscan cuando comenzaron a llegar los ecos de los primeros inmigrantes franceses estafados.

McGregor escapó y desapareció en un punto desconocido de Europa, y afirman que a mediados de 1830 intentó vender acciones otra vez.

Volvió a Venezuela, donde se nacionalizó y murió así en 1845 en el 3 de diciembre en Caracas.

La estafa fue la más grande -para algunos- en el siglo XIX aunque supuso la muerte de inocentes.