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¿Reclinas el asiento en el avión? Pues te cobrarán, advierte estudio

Los investigadores en economía Christopher Buccafusco y Christopher Jon Sprigman hicieron un estudio cuyas conclusiones son que las aerolíneas cobrarán por sus asientos reclinables.

De acuerdo al estudio, la pelea entre el pasajero de enfrente y el de atrás es por 10 centímetros, a la hora de que el primero decide reclinar el asiento.

Por: Redaccion 18 Mayo 2017 11:19

Aunque parece algo muy trivial, el método de los economistas implica el valor monetario que la gente le da a tan pequeño espacio, además de que señala conductas psicológicas de la gente respecto a la economía que podrían abrir la puerta a otras investigaciones.

El experimento constó en lo siguiente:

Le preguntaron a la persona cuál era su precio por no hacerlo, y tras preguntar a varios pasajeros la media fue de 41 dólar.

A las “víctimas”, es decir, las personas detrás del sujeto que reclina su asiento, le preguntaron cuánto pagarían para que el de enfrente no hiciera lo propio, y la media fue de 18 dólares.

Con esta hipótesis, los economistas investigadores podrían indicar que los reclinadores valoran más el espacio, por lo que sería su derecho recostarse cómodamente.

Sin embargo, la pregunta en el otro sentido (el sentido afirmativo) arrojó grandes diferencias.

¿Cuánto estarías dispuesto a pagar para tener derecho a reclinar el asiento?, preguntaron

En este caso, la gente no pagaría más de 12 dólares de media por reclinar su asiento y los de atrás no cederían a menos de que les paguen 39 dólares, como media entre los entrevistados.

El profesor de conducta económica Daniel Kahneman explicó que:

“La gente generalmente no está dispuesta a ceder las cosas que ya tienen o creen que tienen. Cuando les das algo por defecto, aunque sea algo tan trivial como un lápiz, las personas no están dispuestas a dejarlo ir. Como consecuencia, la cantidad de dinero que están dispuestas a aceptar para renunciar a ello siempre es mayor que la cantidad que están dispuestos a pagar para comprarlo”.

En conclusión, como es un servicio que ya viene en el avión, las empresas dan la razón al que reclina su asiento, en principio, aunque ese espacio de diez centímetros realmente tiene un valor económico y por lo que advierten que después se convertirá en un servicio pagado, de acuerdo al medio Slate.

Pese a que es una hipótesis de lo que sucedería, no es un hecho pero abre el campo a nuevas investigaciones sobre el precio que la gente da a las cosas, incluso a diez centímetros.

Lo mínimo para el que reclina el asiento es respetar al pasajero de atrás y no hacer esto cuando esté en medio de una comida o hasta pedir permiso para no molestar a la “víctima”.


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