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*Dejé culto evangélico para ser diputado: Gustavo Alfaro *Lista ley de participación ciudadana *Contempla revocación de mandato *Entré a primaria a los 9 años


Por: Redaccion 02 Septiembre 2017 07:16

La Entrevista:

Dejé de ser ministro evangélico para cumplir con lo que establece la Constitución y poder participar en política, aseguró el legislador Gustavo Alfaro Ontiveros, diputado local por el VI Distrito de Ciudad Juárez.

El presidente de la Comisión de Participación Ciudadana del Congreso Local recalcó que no se puede ser integro sin respetar las normas jurídicas y adelantó que la nueva Ley de Participación Ciudadana se basó en las propuestas de la población chihuahuense, se enriqueció con aspectos del modelo de la Ley de Nuevo León, y se complementó en temas del Open Goberment, de Barack Obama.

Al hablar para tiempo.com.mx y puentelibre.mx, el legislador del parlamento local dijo que la nueva norma jurídica contempla la revocación de mandato, el plebiscito el presupuesto participativo y otras novedades.

Compartió que por razones de trabajo en familia y otras cuestiones, se graduó a los 15 años de la primaria, a los 27 de la secundaria y a los 34 de la prepa.

Alfaro Ontiveros relató que cuando era pequeño y le preguntaban, ¿qué iba a ser de grande?, el respondía que sería tamalero como su papá, ya que siempre se mantenía con dinero en la bolsa.

El exministro religioso comenzó la entrevista así: Soy Gustavo Alfaro Ontiveros, diputado por el VI Distrito con cabecera en Ciudad Juárez Chihuahua.

Nací en Colonia Lázaro Cárdenas Chihuahua un 24 de diciembre de 1970, de aquí cerquita, de hecho todavía voy a visitar familiares.

Es uno de los grandes seccionales, quizás tan importante como Meoqui que es la cabecera y que corresponde al distrito del diputado Jesús Alberto Valenciano.

Cuando viene mi mamá de Juárez la llevo a Cárdenas a visitar a mi hermana Chela, me dice vengo tal día, y con gusto la llevo a pasar ratos agradables con la familia.

Mi madre se llama María Elena Ontiveros Islas y mi papá José Luis Alfaro Villanueva.

Mi mamá nació en Rosales Chihuahua, mi padre en Cuerámaro Guanajuato; fuimos 9 hermanos.

Somos dos varones y siete mujeres, estoy en los nacidos enmedio y sus nombres son: Lourdes, María, Consuelo, José Luis, Leticia, Marisela, Alicia y Graciela.

Soy casado en segundas nupcias con Mónica Sánchez, tengo dos hijos adolescentes del primer matrimonio.

El mayor se llama Gustavo, tiene 18 años y acaba de entrar a la Universidad a la carrera de medicina. Alejandro, el segundo de mis hijos, está en el Colegio de Bachilleres

Mi familia emigró de Lázaro Cárdenas cuando apenas tenía dos años y nos trasladamos a Ciudad Juárez.

Empezamos una nueva vida, allá nacieron otras hermanas, vivimos en la Colonia La Cuesta.

Cuando cumplí 16 años obtuve un permiso especial para empezar a trabajar en la industria maquiladora que estaba en pleno auge.

Se peleaban por la mano de obra dada la gran cantidad de empresas que llegaron a la frontera y luego otros puntos de la entidad.

Existía una gran rotación de personal porque se hacían grandes ofertas para que los trabajadores aceptaran los empleos.

Fue precisamente cuando empezó a migrar gente de todo el país, principalmente de Veracruz.

Recuerdo que los famosos “Juarochos”, como eran conocidos, llegaban a definir elecciones locales.

Representaban además de una fuerza laboral, un mercado organizado en una comunidad unida, eran una minoría con poder y muy ahorrativa.

En aquellos tiempos estar en la maquila era ganar dinero y a niveles de técnicos mucho más.

Yo tenía únicamente la primaria y seguí trabajando mientras seguía con el negocio de venta de comida.

Ahí conocí a mi primera esposa que tenía dos carreras universitarias, una licenciatura en turismo y otra en ciencias folklóricas.

Esto nos ponía en un nivel muy diferente y algo se me despertó, tenía 26 años cuando me casé y empecé a estudiar la secundaria.

Estaba en la empresa Toshiba y me dieron oportunidad de iniciar con el sistema abierto.

Luego de que terminé, nacieron mis hijos y aumentaron los gastos, por lo que me dedique de lleno de nuevo al trabajo.

Me convertí en jefe de línea primero, llegué a ser supervisor sólo con la primaria y luego avancé más con la secundaria.

Mis compañeros en muchos casos tenían estudios de prepa para arriba pero fue hasta los 34 años que decidí estudiar la educación media superior.

Estuve en una institución abierta ya que trabajaba y tenía que atender mis negocios.

Siempre contaba por lo menos con un carrito de hot dogs, y ya fuera que yo mismo lo trabajara o que alguien me pidiera empleo.

Me encanta todo lo que tiene que ver con venta de comida, de eso vivimos de niños.

Cuando era niño y me preguntaban, ¿tú que vas a ser de grande?, yo les decía que quería ser tamalero como mi papá.

Ganaba muy bien, los hacíamos entre todos, los vendíamos entre todos, teníamos entregas y veíamos mucho dinero.

Estando en la maquiladora también la familia estaba organizada para sí salían entregas de tamales, entre todos los hacíamos.

Les facturábamos a las empresas y a todos los clientes que solicitaban los servicios de nuestra empresa.

Manufacturábamos tamales, elotes o burritos.

Incluso hubo un tiempo en que procesábamos los cerdos desde adquirirlos vivos, engordarlos, y comercializarlos totalmente.

Llegábamos a los ranchos y comprábamos el puerco en resuello, así se le denomina al animal en pie.

Vendíamos la carne, que también era materia prima para los tamales y la piel para los chicharrones, hasta los dentros para el menudo nos dejaban ganancias.

Hacíamos menudo o pozole, tamales y chicharrones.

Acabé la prepa y mis hijos casi le alcanzaban, pero seguí con la universidad en la carrera de Administración de Empresas.

¿Es verdad que pueden irse de Juárez las Maquiladoras?

Eso que dice el presidente Donald Trump no va a ocurrir, en Juárez las empresas tienen un gran arraigo que tiene que ver con nuestra cultura.

Ahora como diputado he hablado con inversionistas de las empresas más fuertes de Juárez y me han dicho que no les conviene irse a otro lado.

Tenemos la cultura de la maquila, somos un centro estratégico, y ni siquiera en China les sería rentable con sus bajos salarios.

Ningún lugar les garantiza mejores condiciones de operación que Juárez no sólo por su ubicación, sino por la alta calidad de su mano de obra.

No existe en otras partes del mundo la calidad de nuestra gente y me refiero a Chihuahua pero especialmente a Ciudad Juárez.

Otro de los factores que tenemos a favor es que nuestros ingenieros son los que tienen registrados el mayor número de patentes.

Luego de obtener mi título administré un laboratorio en Delphi.

Empecé mis estudios superiores becado en el Tec de Monterrey y por necesidades del trabajo terminé en el Tec Milenio.

Me parece muy bonito que uno pueda venir desde abajo y ahora me encuentre en el Congreso del Estado comprometido con las voces que provienen de los ciudadanos.

¿En qué área de la sociedad civil incursionó?

No soy político, mi vocación nació de mis ideales, que tiene que ver con mi forma de pensar y de ver la vida.

Soy diputado por el PAN pero provengo de grupos religiosos, específicamente de la Iglesia Evangélica.

La conocí y me involucré de inmediato en su función social.

¿Es Ministro del Culto Evangélico?

Actualmente no, hace algunos años sí participé como ministro, pero la Ley dice que debo estar retirado para estar en este cargo legislativo.

En su momento contribuí con estas agrupaciones porque conocí las necesidades de la gente.

Eso nos hizo que mantuviéramos un acercamiento con el PAN en Juárez y vimos que su plataforma era acorde a nuestra iglesia.

Ningún partido nos ofrecía esa afinidad a favor de la familia, de la vida y del bienestar del ser humano.

Del bien común, la solidaridad y el respeto a los principios que nos identificaban con ellos.

¿Quién lo invitó como candidato en 2016?

El PAN vio perfiles para postular candidaturas el año pasado y encontraron afinidad con nosotros.

Si yo hubiera estado ejerciendo como ministro, hubiera estado impedido por el Instituto Estatal Electoral.

Sí hubo indagatorias para comprobar que no ejercíamos como ministros evangélicos.

Sabíamos que lo más importante era respetar la ley, es el principio de toda acción, el no ser ministro para poder participar en política.

Si digo que soy un hombre de principios, ¿cómo voy a ir en contra de la ley, de la propia Constitución?

Tengo un amigo que se llama Daniel Ahjuech quien es parte del Comité Municipal del PAN en Juárez y me enlazó con este instituto político.

Pude presentar mis propuestas y con el Comité Municipal del PAN comenzamos a trabajar.

Luego me pidieron participar como candidato a diputado a pesar de no ser militante…

¿Ganó el Distrito contra todo pronóstico?

El Distrito era totalmente rojo, cuando me mostraron las estadísticas empezamos con mi equipo de trabajo y no empezamos a reír.

Las diferencias a favor de los candidatos del Partido Revolucionarios Institucional en elecciones pasadas fueron de entre 7 a 8 mil votos.

El año pasado, el PAN ganó por mil 400 votos.

¿Eso le alcanza para la reelección?

Si voy por la reelección, es mi objetivo, pero tengo que esperar a que se den los mecanismos.

Creo en la democracia, no sé qué tenga contemplado el PAN, podemos especular, pero si hay oportunidad de competir de nuevo lo haré.

Creo que el primero en derecho de reelección es aquel que ocupa el cargo.

¿Ya hay  alguien del PAN que levantó la mano en su Distrito?

Hay muchas voces, todo mundo puede decir yo quiero,  estamos dentro de una democracia donde todos tienen oportunidad.

Así como un día a mí me la dieron, se puede darles la oportunidad a otros.

Pero eso a los actuales legisladores nos sirve para mejorar.

La elección de 2018 va a ser histórica por la figura de la reelección, creo que será muy competida.

La población debe evaluar que los políticos que buscan reelegirse fueron buenos servidores públicos.

¿Cómo va la Ley de Participación Ciudadana?

Para mí la validez de haber ganado en 2016, no tiene tanto que ver con campañas ni con partidos, sino el ser impulsor de la participación ciudadana.

Como aspirante a legislador, fui con la gente y me identifiqué como ciudadano que buscaba representarlos.

Presido la Comisión de Participación Ciudadana del Congreso y hemos trabajado en foros y mesas técnicas.

Ya se sometieron los resultados de los foros y de las mesas técnicas para integrar un proyecto de Ley de Participación.

La idea es que el ciudadano pueda tener un fácil acceso al quehacer político.

En el pasado no había esta ley y queremos que sea institucional la injerencia directa de la gente.

Estuvimos con gente de Nuevo León, fuimos a conocer la Ley de Participación Ciudadana que aprobaron.

Mediante el derecho comparado vimos que les está funcionando y que no.

También gente del presidente Barack Obama con su programa Open Goberment, nos brindaron muchas ideas.

Se han presentado iniciativas para implementar figuras como el plebiscito, la revocación de mandato, el presupuesto participativo y otras.

Nuestro lema es vivir para servir…

El trabajo nos respalda para lograr la reelección en 2018 y con la Ley de Participación Ciudadana estaremos entregando una norma de primer mundo.

¿Instituyó diputado en tu colonia?

Desde noviembre del año pasado empezamos una serie de jornadas en las colonias con gestorías principalmente.

Sin embargo también llevamos servicios médicos, corte de cabello, servicios públicos y atención a mascotas.

Atendimos los sectores más vulnerables del Distrito.

Hemos regresado al Distrito y seguimos con el plan de trabajar, traemos una agenda muy apretada.

La Anécdota:

Mis estudios se dieron en circunstancias muy extrañas ya que no estaba registrado con el apellido de mi padre y aparecía como Gustavo Ontiveros.

Tuve que esperar hasta los 9 años que me legitimó mi papá y que lo permitió el trabajo para entrar a primero de primaria.

Estando viviendo en Zaragoza, me inscribieron en la primaria del mismo nombre.

Imagínense iniciar los estudios a los 9 años con niños de 6.

Además de que mi papá primero nos enseñó a trabajar vendiendo elotes, tamales y burritos.

Desde pequeño me dediqué a ayudar a la familia no sólo en la venta de comida sino que buscaba un horario en la escuela para lavar ruteras.

Terminé a los 15 años mi primaria…

De verdad que los pequeños de 6 años, cuando yo tenía 9, me hacían bullying, no era fácil para mí estar en la escuela.

Se quiera o no, hay un trauma, se siente uno fuera de lugar.

El Cuento:

Resulta que mi mamá tuvo un embarazo gemelar en donde nos esperaba a mí y a una hermana pero no lo sabía, a los cuatro meses y medio la perdió a ella, a mí no me afectó porque estábamos en bolsas diferentes.

En aquellos tiempos, que vivíamos en el rancho, ella no se dio cuenta que seguía en gestación.

No sabía, ¿por qué?, le seguía creciendo el abdomen, pero era yo el que se desarrollaba y nací de parto normal al completar los 9 meses.

Puedo decir sin temor a equivocarme que todos los niños tienen un propósito, así me considero y me identifico con el Partido Acción Nacional por ser Provida.


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