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Cruzada por la Pureza y la modestia en el vestir / Por Monseñor Dávila

“¡Oh cuán bella es la generación casta con esclarecida virtud! Inmortal en su memoria delante de Dios y de los hombres” (Sab., IV, 1).   

Por: Redaccion 06 Septiembre 2016 17:52

Este escrito y esta cruzada, va dirigida principalmente a todo católico sensato, y temeroso de Dios y que realmente le interese la salvación de su alma.                                              

La mala Moda

En estos tiempos nos encontramos en una libertad malamente entendida, en donde reina el mas vil hedonismo, y en donde, también se cree que es una humillación sujetarse a la autoridad constituida,  ya sea civil o eclesiástica, con tal de que se obedezca a la moda, como si fuese el quinto poder.

¿Qué hemos de pensar de la moda?

1o. -QUE ES UN GRAN MAL MORAL; porque es aceptar las seducciones de Satanás a las cuales hemos renunciado de una manera solemne en el Santo Bautismo.

2o. -QUE ES FUENTE DE MIL OTROS VICIOS Y PECADOS:

La moda se presenta siempre acompañada de un gran número de hijas bastardas, cuales son:

a)—La soberbia; porque las jóvenes y señoras que visten a la moda creen que ya por eso mismo son más que sus compañeras que visten de un modo más honesto y decente.

b)—La envidia, puesto que la que no puede estar a cada rato y momento cambiando de vestido, se llena de envidia al contemplar a sus compañeras siguiendo en todo los últimos modelos de la moda.

c)—El derroche del dinero, porque se acostumbra a gastar más de lo que puede y tiene, y al mismo tiempo que no tiene dinero para gastos útiles y necesarios, lo tiene para secundar todos los caprichos de la moda.

e)—La lujuria, ya que la mala moda es piedra de escándalo y causa de tantos malos pensamientos. Y si no, ¿qué hace aquella joven horas enteras delante del espejo mirándose y remirándose? Ya vestida, ya semivestida ¿en qué piensa? ¿Cuáles son las impresiones que experimenta en su corazón? ¿son de amor a la pureza, o de lascivia?

f)—El desperdicio de mucho tiempo, pues esas jóvenes y señoras vanidosas pasan horas y horas y hasta días arreglándose nuevos vestidos o estudiando el modo de reformar los anteriores.

g)—El cometer verdaderas injusticias y aun robos. Estas jóvenes para satisfacer su ambición lo creen todo lícito; y procuran sustraer dinero a sus padres o también en donde trabajan se apropian lo que no les pertenece. ¡y cuántos jóvenes, para satisfacer los caprichos de sus novias, se han lanzado al robo y al asalto para proporcionarse los medios necesarios!

h)—El escándalo con el mal ejemplo que se da.

i)—La profanación de la Iglesia, entrando en la casa de Dios con vestidos y adornos, que son indecentes, aun en cualquier otro lugar profano.

j)—La idolatría, considerando a su propio cuerpo como si fuera un ídolo. Ya por ahí se oirá decir a estas jóvenes: entonces ¿no es a nadie permitido vestir elegantemente?

A esta pregunta, se le contestará con lo que dice San Pablo, que dice que si es permitido el vestido elegante, pero de modo se cumplan estas dos condiciones: con modestia y sobriedad.

Hay que advertir que el pudor es el mejor ornato de la mujer y debe ser la nota característica de todas las jóvenes que desean conservar su buena reputación; además el vestido ha de ser acomodado a la condición propia de cada familia.

La inmodestia en el vestir

San Francisco de Sales, gran director de almas decía: Yo quisiera que las personas que se aprovechan de mi dirección espiritual, fueran las que vistieran con mayor modestia.

Esto es lo que todo buen Obispo y pastor de almas desearía también; que sus feligreses: jóvenes y señoras, estén resueltas a no violar las leyes de las más estricta decencia y decoro. Y claro está, que no se quiere prohibir la elegancia en el vestir; siempre y cuando que ésta, no consista en ir mal vestidas o semi-desnudas, sino en la decencia y en el buen gusto.

Hagamos algunas reflexiones sobre este particular:

1o. -SANTA CRUZADA CONTRA LA INMODESTIA DE LA MUJERES EN EL VESTIR.

Ha llegado  a tales extremos ese desenfreno de las Señoras y Señoritas, que ha salido un grito de protesta de su mismo seno o sea de mujeres honestas, quienes se están organizando en una cruzada en favor de la modestia cristiana, que se comprometen a acomodarse en todo a las reglas de la más estricta modestia cristiana.

Esto mismo debería ser un freno para esas cabecitas ligeras y tan poco cuidadosas de su decoro, el ver que son objeto de tanto ataques, críticas y censuras de parte de personas sensatas de su mismo sexo.

2o. -¿QUE SE ENTIENDE POR VESTIDO INMODESTO?

A la puerta de muchas iglesias suele encontrarse este aviso: Está prohibida la entrada a las Señoras y Señoritas que vengan con la cabeza descubierta y que estén vestidas indecentemente. Según las instrucciones emanadas en diferentes y repetidas ocasiones por los Sumos Pontífices y publicadas por medio de cartas Pastorales de muchos Sres. Obispos.

Se considera por vestido indecente aquel que deja descubiertos los brazos y parte del pecho y espaldas, o también las piernas; también están condenados los vestidos trasparentes o demasiado estrechos que dejan ver toda la forma del cuerpo femenino.

3o. -LAS QUE VISTEN SIN MODESTIA COMETEN LAS SIGUIENTES FALTAS:

a)—Quebrantan las promesas hechas en el Bautismo; promesas que de seguro fueron renovadas el día de la primera Comunión.

b)—Dan grave escándalo. Es increíble el número de pecados de que son causa y de los cuales tendrán que dar cuenta en el Tribunal divino las mujeres que visten indecentemente!

Dirán tal vez que no tienen ninguna mala intensión en esto; que lo que únicamente pretenden es vestir según la moda. Esto dirán de palabra, pero en la realidad el verdadero móvil o motivo es el deseo de atraer las miradas de los hombres y secundar el innato prurito (que es el deseo constante, y a veces excesivo) que tiene la mujer de exhibir a la admiración las propias carnes, lo cual es inmoral y pecaminoso.

c)—Exponen la propia alma al peligro de eterna condenación; la sensualidad es la nota dominante de estas personas; su vida es un tejido de malos pensamientos, de imaginaciones lascivas, de actos impuros. Y como el vicio de la concupiscencia de la carne endurece el corazón, se hacen insensibles a todas las verdades de nuestra Santa Religión.

¡Cuántas mujeres y jovencitas habrá en estos momentos sufriendo las penas del infierno y lanzando maldiciones contra el vicio nefando de la impureza que las llevó a la condenación eterna!

En la vida de Santa Francisca de Roma, leemos de una visión del Infierno que tuvo que duró cuatro horas. Dios quiso mostrarle, en los fuegos del Infierno, a ciertas damas que ella había conocido en la sociedad romana.

¿Cuál fue la causa de su condenación? Habían sido condenadas: -por deseos pecaminosos, aunque no los habían llevado a cabo; -por estilos indecentes de vestir, que eran la moda de ese tiempo, y que habían sido la causa de seducción y pecado; -por bailes, considerados inofensivos por el mundo.

d)—Son un poderoso instrumento de corrupción en manos del demonio. Es uno de los medios más eficaces de que se vale el Infierno para la corrupción de las almas. Se pierden las almas de las que usan estos vestidos indecentes y se pierden también las de aquellos que son seducidos por tanta deshonestidad.

Aun aceptando que estas mujeres no tuvieran mala intención al vestirse de este modo, no obstante, después de haber oído asegurar de una manera tan formal que esto es causa de escándalo y de que muchas almas son sepultadas en los infiernos por su culpa, por principios de caridad deberían de cambiar de conducta y evitar tamaños escándalos.

Qué, acaso ¿Nada vale en su concepto un alma? ¿Y la Sangre de Cristo profanada? ¿En dónde se halla su religión? ¿Tan poco pueden en su alma estas verdades tan aterradoras y horribles?

El Hijo de Dios vino al mundo y derramó toda su sangre para rescatar las almas de la esclavitud del demonio, ¡ y esas diosas de la sensualidad y de la falta de pudor se encargan de destruir la obra de Dios y de hacer que se llenen los infiernos de almas lavadas con la Sangre de Cristo!

¡Oh perversidad del corazón humano! ¡Oh malicia inaudita de estos instrumentos vivos de Satanás!

El vestir con elegancia, nadie nos lo prohibe; pero se debe de vestir con modestia. Porque la que ama el vestido indecoroso es despreciada, es mirada con poco o ningún respeto; pero las que aman su pudor, son estimadas y tenidas en alto aprecio de todas las personas sensatas.

Es por eso, que dice el Libro de Sabiduría: “¡Oh cuán bella es la generación casta con esclarecida virtud! Inmortal en su memoria delante de Dios y de los hombres” (Sab., IV, 1).

Como complemento de cuanto se ha dicho sobre la modestia de la mujer en el vestir, será muy conveniente citar algunos párrafos de instrucciones emanadas de los Sumos Pontífices: Pío XI y Pío XII:

El 12 enero de 1930, la Sagrada Congregación, bajo el mandato del Papa Pío XI, que en virtud del supremo Apostolado que divinamente ejercitaba en toda la Iglesia de palabra y por escrito, no cesó nunca de inculcar las palabras de San Pablo: “Las mujeres vistan hábito decoroso con recato y modestia y... con obras buenas, como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad” (I Tim., II, 9).

“Más aún, en repetidas ocasiones el mismo Sumo Pontífice reprobó con la mayor energía y condenó el modo deshonesto de vestir, que hoy es costumbre aun en las mujeres y jovencitas católicas, lo cual no sólo ofende gravemente el decoro y la gracia femenina, sino que se convierte en daño temporal de las mismas mujeres, y, lo que es peor, en ruina eterna para ellas y para las demás”.

En el número IX de este decreto, el mismo Papa Pío XI categóricamente mando: “Las niñas y mujeres que llevan vestidos deshonestos no se admitan a la Comunión, ni para madrinas en los Sacramentos del Bautismo y de la Confirmación, y en este caso, impídaseles aún la entrada en la iglesia”.

“A fin de que haya uniformidad de criterio en materia tan delicada, esta S. C., ha tenido a bien determinar que debe considerarse como vestido indecente el que baje dos pulgadas de la linea del cuello; el que no cubra los brazos hasta el codo y que no baje más abajo de las rodillas. También tienen que ser considerados vestidos indecentes los trasparentes; y los vestidos demasiado entallados”.

El Papa Pío XII, el 17 de julio de 1954, dijo: “Ahora muchas jovencitas no ven nada malo en ciertas modas desvergonzadas, como tantas ovejas. Ciertamente se ruborizarían si supieran la impresión que causan y los sentimientos que alborotan en los que las ven”.

“Oh madres cristianas, si supieran los futuros problemas, peligros y vergüenza mal refrenada que preparan para sus hijos y sus hijas, acostumbrándolos imprudentemente a andar casi desnudos, y permitiéndoles perder el sentido de la modestia, se avergonzarían de sí mismas y del daño hecho a los pequeños confiados a Uds., por el Cielo para estar educados en la dignidad y cultura cristianas”.

Debemos mencionar aquí el papel importante de las madres cristianas en enseñar a sus hijos, y especialmente a sus hijas, desde tierna edad, un sentido verdadero de modestia cristiana.

Concluyamos con estas palabras que dijo un sabio predicador:“Los hombres se pierden por las mujeres, y se salvan por las mujeres”. “Por su vanidad, causan la caída de un hombre; por su modestia, lo salvarían. El mundo de moralidad se mueve entre Eva y María. Mientras que no se practica la modestia, el mundo no se levantará de su decadencia”.

Por último, que la devoción a la Sagrada Familia nos ayude en nuestra Cruzada de Pureza! Y pidamos también,  a Nuestra Señora de la Santa Esperanza, que nos convierta.

Este escrito, en gran parte fue tomado del libro: “Arte de Santidad” por el R. P. Ernesto Rizzi, S. J.

                                                        Sinceramente en Cristo

                                                    Mons. Martín Dávila Gándara       

                                                           Obispo en Misiones

                                         Sus comentarios a obmdavila@yahoo.com.mx

  


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