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Este fue el discurso de renuncia Porfirio Díaz como presidente

Porfirio Díaz dimitió del cargo de presidente de México ante los diputados el 25 de mayo del 1911, cinco días antes de salir hacia Francia.

Por: Redacción 01 Junio 2019 14:20

El general Porfirio Díaz Mori, quien fue presidente de México por 30 años (tres de ellos de forma interina), dimitió luego de conocer el estallido de la Revolución Mexicana con distintos grupos insurgentes a lo largo del país.

El 25 de mayo leyó su renuncia a la Honorable Cámara de Diputados en el recinto que hoy es Congreso de la Ciudad de México, donde manifestó que no quería que más sangre corriera por su mandato y buscaba impedir conflictos internacionales.

Por muchos Díaz es considerado un tirano, aunque para otros -como caudillo- fue el mejor presidente que ha tenido México. Su gobierno y el término de este marcaron un antes y después en la política mexicana.

Aquí la carta completa:

A los CC. Secretarios de la H. Cámara de Diputados.

Presente. El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra de intervención, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para impulsar la industria y el comercio de la República, ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el Supremo Poder Ejecutivo es causa de su insurrección.

No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara ese fenómeno social; pero permitiendo, sin conceder, que pueda ser un culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mi persona la menos a propósito para raciocinar y decir sobre mi propia culpabilidad.

En tal concepto, respetando, como siempre he respetado la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución, vengo ante la Suprema Representación de la Nación a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República con que me honró el pueblo nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerlo sería necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la Nación, derrochando sus riquezas, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales.

Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis patriotas.

25 de mayo de 1911.

Porfirio Díaz.

 


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