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Memorias de Lupita, un testimonio de amor y fe

Memorias de Lupita es una expresión de amor de su esposo, Ignacio Galicia de Luna, quien tras el fallecimiento de su esposa, deja un testimonio a su familia y a la sociedad de la labor realizada con quien compartió casi 36 años.

Por: Redacción 29 Julio 2022 13:24

Es más que un libro, es un documento que da constancia del matrimonio como acto de fe vigente, del ejemplar amor perdurable.

“Memorias de Lupita”, Guadalupe Chaparro Muñoz, escrito por Lizeth Rodríguez Zambrano  narra la vida de una juarense que se entregó a servir a los demás, dando su amor incondicional a las personas que amaba y a quienes ayudaba incansablemente. 

Narra en entrevistas muy sensibles, de sus más allegados familiares, principalmente Nacho Galica, la vida, acciones y memorias durante toda su vida. 

Con una pluma muy exquisita, el libro comienza la historia de la niñez de Lupita, con una escena relatada por su madre en la que comenta que ella siempre pensó en apoyar a los demás. Comenzó en un asilo pero después iba con las monjas para ayudar a los niños.

Incluso pensó hacerse monja, pero cada vez que intentaba ayudar, las autoridades le negaron algunas acciones, por lo que ella seguía apoyando a los demás a pesar de que a veces no sentía la libertad para poner en práctica sus acciones altruistas.

También cantaba alabanzas y motivaba a todos con sus acciones, es por ello que en 1984 sorprendió a su esposo, quien desde que la vio juró que ella sería su novia y la persona con quien pasaría el resto de su vida.

Matrimonio… “un acto de fe”

Lupita llamaba al matrimonio “un acto de fe” porque pensaba que ese era un proyecto de vida que le gustaba y quería hacerlo con Ignacio, su esposo, a pesar de que esto le causará algunos problemas con su padre. Quien al principio no quería que su hija se casara porque Galicia era de un nivel económico más bajo que el de su familia.

La vida da muchas vueltas y fue allí que Lupita entendió que a veces lo que uno quiere no siempre es lo que debemos de hacer, ella dejó la idea de pertenecer a una orden religiosa pero entendió con el tiempo que quería dedicarse a la docencia.

Ella sentía una genuina preocupación por los niños y por ello siempre buscaba maneras de crear momentos especiales, porque quería que su infancia estuviera llena de cosas y sentimientos que los hiciera felices siempre.

Lupita avanzó de poco a poco hasta que logró conseguir su título como Licenciada en Ciencias de la Educación en el Centro de Estudios Superiores Elizabeth Seton, en donde fue una gran ayuda para sus compañeras y los niños a los que enseñaba.

El instituto fue de mucha ayuda para Lupita, ya que con ello logró ayudar a muchos pequeños a que salieran adelante y fue una gran amiga para todas sus compañeras, quienes la conocían como alguien en quien podías confiar.

Todo su recorrido como docente dejó enseñanzas valiosas sobre cómo llevar a cabo correctamente un trabajo ya que ella siempre puso en su labor mucho amor y entrega poniendo lo mejor de ella siempre.

Hermosa vida… Miguel, Carlos, Adán y Luis

Lupita tuvo una hermosa vida, parte de ello son su esposo e hijos, con quienes compartió siempre momentos hermosos y llenos de buenas memorias. Su familia la recuerda como alguien con un espíritu humanitario y amoroso.

El matrimonio con Ignacio dejó cuatro hijos: Miguel, Carlos, Adán y Luis, a quienes Lupita amó y cuidó con toda su alma, incluso les enseñó sobre la religión y la ayuda al prójimo, solo corrigiendolos cuando ella creía que era importante hacerlo.

Sus hijos heredaron virtudes y actividades que su madre apreciaba, haciendo que comenzarán a ser las personas que son ahora. cosas que en su momento definieron a Lupita como una excelente persona y madre.

Por ejemplo: Miguel heredó el amor por la educación y la pasión por viajar, Adán tiene el carácter fuerte de su madre, Luis tiene la capacidad de observación y nobleza de Lupita y Carlos siempre supo como escuchar a los demás.

Cuando sus hijos comenzaron a tener sus propias familias y comenzaron a llegar los nietos, ella fue inmensamente feliz. En especial cuando iban a visitarla y pasaban un gran rato con su “Abue Pita”.

El recuerdo

Lupita fue la esposa casi 36 años de Ignacio Galicia antes de morir, el la quiere recordar con este libro y tiene la esperanza de que con él su familia y amigos la recuerden por siempre, es por ello que pensó en el insecto favorito de ella: una libélula.

Ignacio comentó con un poco de nostalgia que era su favorito porque, en una leyenda maya, afirman que este animal aparece porque alguien que amaste te está visitando y dando un mensaje de cariño desde el más allá.


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