Con cese de Valentín en Dorados, ya son 7 managers fuera en la LMB

La temporada 2025 de la Liga Mexicana de Beisbol aún no alcanza ni el 31 % de su calendario regular, pero el número de movimientos en los timones ya encendió las alarmas: siete managers han sido cesados en apenas 29 juegos. Entre ellos, uno de los más reciente es José “Tony” Valentín, quien fue removido esta semana por los Dorados de Chihuahua tras dejar marca de 11-16.
Por: Redacción 23 Mayo 2025 09:31
Valentín se convirtió en el sexto mánager despedido este año y el quinto extranjero en perder su puesto. Su salida, aunque envuelta en los clásicos agradecimientos por “su profesionalismo y compromiso”, refleja una tendencia clara en la LMB: la paciencia se agotó. El nuevo dirigente, Gerónimo Gil, tomará las riendas con la tarea urgente de enderezar el camino en una zona norte ferozmente competitiva.
Pero más allá de los resultados inmediatos, la pregunta es obligada: ¿se trata de errores en la planeación de los proyectos deportivos o de una simple salida fácil ante las primeras señales de fracaso?
La comparación con la temporada 2024, donde fueron cesados 10 managers durante todo el año (50 % del total), pone en perspectiva la impaciencia actual. Este 2025 ya se ha despedido al 35 % de los estrategas cuando ni siquiera se ha cubierto un tercio del calendario. A este ritmo, la cifra de despidos podría superar con creces a la del año pasado.
Este fenómeno revela algo más profundo que simples derrotas: proyectos mal cimentados, contrataciones apresuradas y una falta de continuidad que impide construir equipos sólidos a mediano plazo. Los altos mandos están reaccionando más con el hígado que con la cabeza.
En el caso de Dorados, el cese de Valentín —que llegó como una apuesta internacional con experiencia en Grandes Ligas— sugiere que el plan original no estaba lo suficientemente sustentado o que la tolerancia al proceso fue mínima. Gerónimo Gil, por su parte, ya ha tomado el relevo anteriormente y conoce bien al plantel, pero su llegada no resuelve la raíz del problema: la necesidad de estabilidad y de proyectos con visión de futuro.
¿Es más fácil cortar la cabeza del manager que enfrentar la incomodidad de una mala planeación? Todo apunta a que sí. Por ahora, el alto costo de perder en la LMB lo están pagando los dirigentes en el dugout… pero la factura real podría ser para la credibilidad de los proyectos a largo plazo.