Humanos como delfines... tenemos "oculta" la habilidad de ecolocación

Los investigadores de la universidad alemana tomaron grupo de doce personas: una ciega y once sin problemas de visión, con el reto de deducir el tamaño de una habitación con la ecolocación. Durante el experimento escanearon sus cerebros.

Crearon versión digital de una iglesia, expusieron a los sujetos a una resonancia magnética y les dieron auriculares para escuchar el eco en la habitación virtual.

Con este experimento tenían que descubrir cuál habitación era más grande, donde les dejaban hacer ruidos para medir el tamaño. El sonido favorito de los participantes era el chasquido con la lengua.

The Journal of Neuroscience publicó los sorprendentes resultados. Todos adivinaron el tamaño relativo de los espacios virtuales y con diferencias muy pequeñas.

La persona que llegó a dominar mejor la técnica acabó detectando diferencias del 4% y los que peor lo hicieron acertaron con diferencias de hasta un 6-8% tras el entrenamiento. Es el mismo nivel de agudeza que podemos conseguir normalmente en algunos tests visuales, según explicó Gizmodo.

Además notaron en los escáneres cerebrales que el eco activaba la corteza motora de la gente sin problemas de visión. Esa es la parte el cerebro que controla nuestros movimientos. Ocurrió incluso cuando les pidieron a esas personas que oyeran el eco sin hacer los chasquidos con la lengua.

En el caso del sujeto ciego, los ecos activaron la corteza visual.

El estudio explicó que no sólo los invidentes pueden usar la ecolocalización, sino que es desarrollable esta habilidad oculta en cualquier individuo.