Posverdad

En un giro que muchos en la oposición califican de “milagro fiscal”, el INE recortó más de la mitad de las multas previstas para Morena y sus aliados, el PT y el Verde. De 65.2 millones de pesos que tenían que pagar por incumplimientos fiscales, la cifra se desplomó a 31.9 millones gracias a un informe del SAT que llegó, curiosamente, en el último minuto.

El Consejo General del INE aprobó la reducción tras recibir los oficios del órgano recaudador que “aclaraban” el estatus de los adeudos fiscales de los partidos guindas. La jugada no pasó desapercibida en la sesión: mientras los consejeros de la 4T hablaron de “justicia fiscal”, en las bancadas contrarias se mascullaba la palabra “intervención”.

El timing es perfecto para Morena. A unos meses de arrancar el nuevo periodo legislativo y con la maquinaria electoral ya afinada rumbo a 2027, los recursos que no se irán en multas podrán inyectarse en la operación política de base. Más aún cuando la oposición enfrenta recortes de prerrogativas y sanciones sin el mismo salvavidas del SAT.

¿Casualidad o estrategia? En el México de la 4T, donde los órganos autónomos siguen en la mira, la línea entre la autonomía y la coordinación comienza a desdibujarse peligrosamente. Y mientras tanto, en el INE la narrativa de “beneficio técnico” sigue sustituyendo a la de “sospecha política”.

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En Washington están de fiesta. La Casa Blanca de Donald J. Trump presume que junio dejó la cifra de cruces ilegales más baja desde que hay registros: apenas 6 mil 070 migrantes sorprendidos por la Patrulla Fronteriza en todo un mes. Para ponerlo en perspectiva, es un 15% menos que el récord de marzo y, según sus voceros, prueba de que la mano dura funciona.

Karoline Leavitt, la nueva zar de comunicación trumpista, no pierde oportunidad para contrastar con la era Biden, donde había días de 10 mil cruces. Ahora, con Trump, no solo se bajaron los números, sino que ningún migrante fue liberado dentro de EE.UU. en junio. Todos procesados o expulsados. Y el dato que más emociona al ala dura republicana: la cifra de “gotaways” —los que logran entrar sin ser capturados— cayó 90% frente al año pasado.

La estrategia es clara: consolidar la narrativa de “orden y seguridad” rumbo a la elección de medio mandato y preparar el terreno para la aprobación de la “Hermosa y Gran Ley”. Un megaplan fiscal con fondos para el muro, más agentes fronterizos y 1 millón de deportaciones al año. Kristi Noem, al frente del DHS, ya afina la maquinaria de CBP e ICE para ese objetivo.

En el fondo, Trump está construyendo un muro invisible: menos permisos, más expulsiones exprés y la amenaza constante de la deportación masiva.